Estos años han sido tan amables
que los sapos crecieron escondidos
y hoy saltan parcamente alegres
bajo las luces del barrio.
Y este verano trajo tantas lluvias
que se asoman miríadas de insectos.
La paciencia esta noche se sabe recompensada.
Mañana su barriga responderá por ella.
Parece que se han ido, que fueron exterminados
y en sus salones secos no han quedado su voces.
Ya los hombres olvidan el color de su piel.
Pero vuelven, más jóvenes que ayer,
más frescos, delgados, con sus dedos helados
sostienen todavía ese estoicismo gris.
Todo lo que hoy sucede será alegre y completo,
ya mañana ha de verse lo que el viento traerá.
Hoy el hambre del sapo crece bajo la luz.
domingo, 6 de mayo de 2018
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