Cinco caballos alazanes corriendo en la avenida,
y detras siete muchachitos, niños y delgados.
Eso éramos. El mundo es un grueso caballejo
que a si mismo se pace y en sí mismo se acuesta
y con los ojos idos nos contempla corriendo
en sus caminos cinco caballos nuevos y siete niños frescos.
Eso éramos. Teníamos piel sobre los hombros
y sus huesos en las manos y en el cuello.
Y detrás de ellos corrimos dando voces y sueños
los oscuros caballos y sus oscuros dueños.
lunes, 12 de marzo de 2018
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hoy no se que escribir, porque las cosas están frías y muertas, el silencio ha tomado los días de la semana. Miro por la ventana como el...
-
Yo soy en el amor como las nubes, pues pertenezco al amplio horizonte, y desde allí observo tus caminos. Puedo permanecer en mis alturas...
-
Llena, pues, de palabras mi locura o déjame vivir en mi serena noche de alma para siempre oscura. Federico García Lorca ¿Por que...
-
Resido en el espacio altivo y distraído que priva a la tristeza. Abitamos un limbo de amaneceres bellos, pero vanos y tristes, como flor...
No hay comentarios:
Publicar un comentario