jueves, 3 de agosto de 2017

En un barrio en la ciudad una mujer
envenena los gatos de sus vecinos.
En los caminos quedan animalitos con estómagos rotos.

¿De dónde viene su maldad?
¿Cómo construye espacios cotidianos
y entre los dedos crece sus espinas?

Hay personas que odian la madera,
otras que detestan los colores fuertes.
He conocido a quien desprecie la penumbra.
(Mala señal es no amar la penumbra.)

Quizá los gatos le sean malos
o molestos. Sus gritos buscándose en la noche
recuerden el infierno de lo vivo.

¿Cómo llegó a la ausencia, a la apatía?
Quizá no puede ver en otras vidas
donde el dolor aprende a cobijarse.

Así son las criaturas, bajo el cielo.
Si alguna vez tuvimos el jardín, lo hemos perdido
porque costaba mucho mantenerlo.

Una mujer en la ciudad mata a los gatos.
Les envenena el agua, el aire, el paso.
En los caminos quedan animalitos con estómagos rotos.


No hay comentarios:

Es un día de frío.  Lo sé porque es el viento  y el cariño del gato  las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día  del oto...