Se termina la tinta de mi birome negra
y queda vacía y sola sobre la mesa.
Se ha vuelto blanca y fría, como la cal y el viento.
Ya no la habita nada, más que sus silencios.
Al fin, después del siglo, la ha tocado la muerte
como sucede a todos los que andamos.
Pareciera que solo sobreviven los que apenas se mueven,
los que rumian despacio la verdura del mundo.
Y los que andan, suceden. Se gastan en la piedra.
Afuera siempre llueve en el camino.
¿A dónde iremos hoy, si se termina el día?
¿Qué palabras no resucitan esta noche?
Adiós, amiga mía. Hablaremos de nuevo.
lunes, 12 de diciembre de 2016
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hoy no se que escribir, porque las cosas están frías y muertas, el silencio ha tomado los días de la semana. Miro por la ventana como el...
-
Yo soy en el amor como las nubes, pues pertenezco al amplio horizonte, y desde allí observo tus caminos. Puedo permanecer en mis alturas...
-
Llena, pues, de palabras mi locura o déjame vivir en mi serena noche de alma para siempre oscura. Federico García Lorca ¿Por que...
-
Resido en el espacio altivo y distraído que priva a la tristeza. Abitamos un limbo de amaneceres bellos, pero vanos y tristes, como flor...
No hay comentarios:
Publicar un comentario