Un hombre en la ciudad
se recuesta en un auto
y se mira en la blanca pared
donde deja dibujado un pez
con caudal aleta luminosa
y un horizonte azul junto a la boca.
Un pez naranja como la tarde ida
que nunca nada y estancada brilla
su solitaria estrella colorida.
Largo río de cemento,
no hay peces que consigan
seguir tu curso envenenado y seco.
Solo la ciudad a venido a crecer
a tu vera sus sueños de imponencias.
martes, 4 de octubre de 2016
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es un día de frío. Lo sé porque es el viento y el cariño del gato las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día del oto...
-
Yo soy en el amor como las nubes, pues pertenezco al amplio horizonte, y desde allí observo tus caminos. Puedo permanecer en mis alturas...
-
Llena, pues, de palabras mi locura o déjame vivir en mi serena noche de alma para siempre oscura. Federico García Lorca ¿Por que...
-
Resido en el espacio altivo y distraído que priva a la tristeza. Abitamos un limbo de amaneceres bellos, pero vanos y tristes, como flor...
No hay comentarios:
Publicar un comentario