martes, 4 de octubre de 2016

Un hombre en la ciudad
se recuesta en un auto
y se mira en la blanca pared
donde deja dibujado un pez
con caudal aleta luminosa
y un horizonte azul junto a la boca.
Un pez naranja como la tarde ida
que nunca nada y estancada brilla
su solitaria estrella colorida.
Largo río de cemento,
no hay peces que consigan
seguir tu curso envenenado y seco.
Solo la ciudad a venido a crecer
a tu vera sus sueños de imponencias.


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