martes, 1 de marzo de 2016

Me dicen por ahi que te has rendido.
Que pareces un buey por lo amansado.
Que ya no cantas versos al porfiao
ni dices ni enamoras la alegría
de las putas en Madrid dormidas.

Salen los jueces a lucir tu talle
y que inclinaste el cuello a la medalla.
Que ya no faltan dignos que te alaben
mientras tu posas al retrato y a la calle
donde las cámaras sacuden
su campo de destellos desechables.

Pero yo creo, Joaquín de la aventura,
que mas lejos llegaste donde nadie
había estirado la mano, y el detalle
de tu vos cascada por el humo
son suficiente valor a tu figura.

Juglar irónico y maldito,
a Baudelaire encantas con tu aplomo
de andar diciendo tus melancolías.
Vete a decir que aceptas las medallas.
Te las mereces todas en el cuello,
en la solapa, en el bolsillo lleno
de versos españoles y castizos.

Si alguna vez ha florecido el aire
de esa España mordida y enfermiza
de no ser en tu voz fue en tu mirada.
De no ser en tus ojos fue en tus manos
que han manoseado mas de lo contado
este mundo bendito maldecido
para que tu le encuentres el arraigo
a tanta poesía contenida
en el rescoldo de tus ojos pardos.


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