No nos quisimos tanto, si no sabíamos
de que forma querer lo que teníamos.
Somos los dos la forma del olvido
que siempre busca, encuentra y abandona
en un rincón la piedra que encandila
apenas un momento en la sorpresa.
No había entonces manera de querernos
como después quisimos y perdimos.
Vamos siempre mas rápidos que lerdos,
y toda rapidez esquiva el verso.
Pero quedamos heridos y maltrechos.
Mal se llevó la guerra en la ternura
si tanta rabia pierde el asidero
y en la caída nos arrastró a la lluvia,
al frío, a la pelea. A la vergüenza.
Que amarga soledad es la condena
de haber tomada a mal tanta ternura.
Nunca se cruza libre una cadena.
Ahora lo se, entonces no sabía.
Toda la soledad emana de la pena.
sábado, 10 de octubre de 2015
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