sábado, 4 de julio de 2015

Este es Julio.
Frío y ajeno, nunca nos ha dicho
que fuéramos sus días.

Esto ha sido siempre Julio.
Sus avenidas de llovizna no guardan
recuerdos a la libre algarabía.
Siempre se tiñe con su bufanda oscura
y entra a la ciudad de madrugada
para no ver la cara de la gente
sino de los paseantes que nunca tienen nombre
y van urgentes hacía alguna parte.

Cruel como la helada, más ciego que el presente.
Solo en sí contiene la inmensa soledad del persistente.

Julio de la mañana sin ruidos,
de hormigas refugiadas en sus bunkers
donde blancos ejércitos no las alcancen.

Que tristeza infinita y miserias
guarda la bruma en etéreos rincones.


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