Muchacho, que prolijo.
Que recto y elegante.
Parece que te hubieran impreso
esa nariz en vez de darte a luz.
Que blanca y delicada tu mano,
cuantas horas se ven en tu camisa.
Ya ves, yo y mi cabeza no conocemos peine.
Ni tenemos la barba tan prolija.
Ya ves, mi bolso empieza a abrirse
por donde no debiera
y estos papeles dicen que nada vale mucho.
Muchacho, que elegante
sentado en primera fila.
Yo me siento en el fondo,
donde pueda abarcarlos.
Muchacho yo conozco
tu padre y su figura.
Sos igualito a el cuando era joven.
Simpática sería tu extrema galanura
sino fuese que veo tu futuro
y pienso vagamente que suerte
que no planeo hacerme calvo y gordo
Vulgar y cotidiano en sus peores formas.
No se si vas a ser igual que ese modelo
que arruina tu presente con su promesa
pero por si las dudas yo me digo que suerte.
viernes, 22 de mayo de 2015
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