miércoles, 1 de octubre de 2014

Ah, no. Mi eternidad es solitaria.
Mi eternidad abarca una soledad
inconvergible en las figuras grises que murmuran
desde el viento difuminado que forma este pasillo.

Camino hacia un paisaje incompleto
mientras mi voz se pierde en el futuro
este que imagino cuando duermo.

Pero siempre estoy solo, aunque me rocen
otras manos y voces,
aunque otros se paren cerca mío
mirando vagamente hacia adelante
mi soledad persiste en el orgullo
y la necesidad de no necesitarlos,
de aburrirme de estar entre la gente
y encerrarme a verlos desde ventanas mecánicas
donde me hablan sin distinción y oficio los vivos y los muertos.


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