miércoles, 29 de octubre de 2014

Ignoraré a los otros, los demás,
para que sus gestos
no me arruinen tu imagen,
para que sus pasos torcidos
no me arruinen tu espalda
poderosa, elegante.

Ignoraré a los otros, los demás,
cada vez que te alejes
para que sus rostros vulgares
no me manchen tu gesto
despectivo y hermoso.


Yo podría escribirte los versos más hermosos
que nadie ha escrito y que nadie más puede.
Cuando caiga la noche y tenga tu silencio, mi silencio,
rodeando mi admirada paciencia, tu presencia
podría decirte tu belleza en palabras
y dejar de mirarte con esta expresión tonta
con la que siempre sigo tus pasos y tus gestos.
En esta noche triste podríamos hablarnos
y decirte la maravillosa conjunción de tus músculos.


miércoles, 22 de octubre de 2014

Digámoslo así: ya no me importa.
Estoy tan lejos del remordimiento y la melancolía
que todo lo pasado es barro gris
mezclado sin misterios ni cuestiones.

Tal vez aún me queda alguna miga,
debajo de la mesa o en aquellas cajas de la esquina.
Pero lo perderé tempranamente
porque, como ya dije, no me importa:
el barro se lava fácilmente de la piel.

No me mires, ignorame, es mejor.
Olvido prontamente y nunca odio
así que cuando parto estoy solo.


miércoles, 8 de octubre de 2014

Vuelvo a casa, distraído y ajeno,
con el hígado tenso
ante el vómito brilloso en las vidrieras
y a la canción que guardan las palmeras.

Vuelvo a casa en la noche
letárgico y monótono, azul
tengo las sombras de los ojos
estirándose hasta alcanzar el borde
acallado de la boca.

Camino atravesando sombras,
dibujando siluetas confundidas
entre la luz que muere y los muros
que se inclinan, dormidos en la noche.

Hay días que vuelvo a casa triste,
olvidado de todos, tan ausente.


A veces un insecto,
inocente o estúpido,
queda atrapado en la luz que proyectamos
y brilla con todos sus colores,
fugaz e iridiscente.
Maravilla vulgar de la inocencia.


lunes, 6 de octubre de 2014

Si te vas se me curva el alma en duelo
y dejo que corran las veredas,
quebrándose debajo de mis pies
y tengo azules los labios por el frío.

Si te vas me quedo con el vacío del silencio
mientras camino firme a pesar del viento
hacia ninguna parte, ciudad fundida en cemento.

Si te vas te sigo en las veredas como un perro
que trota fantasmal dentro del viento
y llego hasta tus pies para llorar
con las lágrimas mínimas de las salpicaduras.


Dios pertenece a las ciudades,
a las moles de cemento con almas inventadas.

En la Naturaleza Dios no existe
ni tiene la palabra.
Lo doblega el estar silencioso de las ramas.

Pero en las ciudades crece hasta alcanzar el cielo
y hacer llorar las nubes de tristeza.
En la ciudad de piedra y esqueletos
Dios sabe construir campanarios de fe.

Por eso Dios no salva a los cachorros del león
ni a la osa que trota desafiante a la muerte.
Por que la Naturaleza tiene reglas
a las que Dios, cachorro independiente,
no puede contestar sin atracarsele la lengua.

Pero fundido en el cemento Dios se venga
y deja a los caballos trotar en la tristeza
sobre los charcos negros de la noche.


miércoles, 1 de octubre de 2014

Ah, no. Mi eternidad es solitaria.
Mi eternidad abarca una soledad
inconvergible en las figuras grises que murmuran
desde el viento difuminado que forma este pasillo.

Camino hacia un paisaje incompleto
mientras mi voz se pierde en el futuro
este que imagino cuando duermo.

Pero siempre estoy solo, aunque me rocen
otras manos y voces,
aunque otros se paren cerca mío
mirando vagamente hacia adelante
mi soledad persiste en el orgullo
y la necesidad de no necesitarlos,
de aburrirme de estar entre la gente
y encerrarme a verlos desde ventanas mecánicas
donde me hablan sin distinción y oficio los vivos y los muertos.


Oh, busco tu silencio, ausente,
distraído que vaga en mi penumbra
y me tiene feliz.
Miremosnos, que existen momentos
donde el aire nos falta y puede ser mejor
hundir mi aspiración en tu mirada.

Yo te he soñado y aun te sueño,
espero distraído y alerta,
secreto y apremiante mi silencio.

Soy paciente al borde del gruñido,
quebrándose mantengo la paciencia
de no tener mas que una imagen,
variación ilusa de promesa.


Es un día de frío.  Lo sé porque es el viento  y el cariño del gato  las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día  del oto...