viernes, 8 de noviembre de 2013

Resido en el espacio altivo y distraído
que priva a la tristeza.

Abitamos un limbo de amaneceres bellos,
pero vanos y tristes, como flores de plástico.

Tengo un sendero estrecho que lleva al corazón y a la penumbra
del otoño, ese gato que dormita cubierto de pasados.

Somos pétreos testigos del carnaval y el agua,
lloramos cuando dicen que ya empiezan los fríos.

Describo una tristeza que no me pertenece,
soy posesión, mas no dueño de estas lágrimas tibias.

Hoy no se que escribir, porque las cosas  están frías y muertas,  el silencio ha tomado los días de la semana.  Miro por la ventana  como el...