Reclaman, siempre quejas locas sueltas,
que los gatos ariscos vengativos
no respetan el pacto establecido
y traicionan, apenas por ratones, la confianza.
Encuentran garras donde existe seda
y feroces colmillos a la paciente espera.
Describen con terror presente
el horror de la mirada ausente,
con que un gato en un muro, los observa.
Humanos, no soñéis ya tan en vano.
Los gatos no miramos vuestro miedo.
Sabemos ya el misterio de este mundo
y, sabios de penumbra, dormitamos.
jueves, 24 de octubre de 2013
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