sábado, 20 de julio de 2013

He estado una vez frente al océano.
Que inmensa soledad,
que aburrimiento.
Que atroz inmensidad,
que miedo inmenso.
Era como vivir miles de veces,
como caer interminablemente.
Era lo eterno, inabarcable,
lo mayúsculo.
Era como intentar gobernar a todos los gorriones.

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