domingo, 28 de abril de 2013
Te encontré casi de pura suerte,
sin creer en dioses o destinos.
El azar nos juntó y nos quisimos,
aunque tal vez no fue como imagino.
Recuerdo que era invierno y hacia frío,
el patio se perlaba de rocío.
Vos llorabas sobre un burdo techo de metales,
yo amagaba un intento de rescate.
Eras suave y pequeña y afilada,
una daga aun no desgastada.
Yo era alto y delgado, un poco ingenuo.
Nos supimos seguros y cercanos.
Eras cachorra apenas, vida hambrienta.
Yo era cachorro aun, si bien recuerdo.
*
Tal vez nunca me entiendas,
no es tu deseo,
el increíble secreto que me diste.
*
La vida es rescatar, eternamente,
un cachorro hambriento de los techos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es un día de frío. Lo sé porque es el viento y el cariño del gato las cosas que lo anuncian. Renovado y discreto este primer día del oto...
-
Yo soy en el amor como las nubes, pues pertenezco al amplio horizonte, y desde allí observo tus caminos. Puedo permanecer en mis alturas...
-
Llena, pues, de palabras mi locura o déjame vivir en mi serena noche de alma para siempre oscura. Federico García Lorca ¿Por que...
-
Resido en el espacio altivo y distraído que priva a la tristeza. Abitamos un limbo de amaneceres bellos, pero vanos y tristes, como flor...
No hay comentarios:
Publicar un comentario