martes, 16 de abril de 2013


Ese viejo que pasa es tu futuro.  
Encorvado, algo lento, 
de sonrisa gastada por antiguos inviernos 
que han surcado su rostro 
y sus manos de padre, 
de caminante y viejo. 
* 
Ese viejo es tu rostro. 
Son tus manos, tus pasos, 
Tal vez tu dios, irónico, 
te otorga este presagio. 
* 
Si lo miras un poco, 
como pocos jóvenes observan a los viejos, 
veras tu propio invierno 
sobre la carne fatua, 
sobre tu adolescencia 
que no finge su etérea mezquindad 
 de los días, de los amaneceres.

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